jueves, 25 de agosto de 2016

Todas las mañanas por la calle Tetuán

Cuando paso todas las mañanas por la calle Tetuán, junto a una conocida librería siempre hay un señor tumbado en la calle. Duerme allí rodeado de sus mínimas pertenencias y de un cartel explicando su triste situación. Es mayor, estará entre los 50 y 60 años, aunque su aspecto le hace parecer un anciano. Delgado, consumido, visiblemente endeble e indefenso. Esta mañana al pasar no estaba. He visto a la Policía llevándose sus dos bolsas y dejando en su lugar una botella de agua y un viejo costurero que en su interior tenía varias monedas y dos 'estampitas' de un crucificado. Todos nos hemos parado en silencio a ver lo que pasaba. La chica que abría la tienda de al lado de su improvisada cama, el conjunto de obreros que está de obras en la calle, los transeúntes... La calle se han detenido al ver cómo se llevaban sus cosas y se iban lentamente en una furgoneta. Cuando todos teníamos en la cabeza la misma idea (y una especie de pellizco en la garganta), en el inicio de la calle ha aparecido el hombre gritando y maldiciendo a la Policía a los cuatro vientos. Y todos nos hemos alegrado de que aunque la vida sea muy puta, siga siendo vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario