Hoy, después de casi tres meses sin encontrarme con él por el verano, el rojo de su semáforo ha hecho que coincidamos. Se ha alegrado mucho al verme y ha reconocido mi coche desde lejos. Al acerarse me ha dicho sorprendido que ya no paso nunca por allí. Le he contado que he acabado la carrera y que ahora estoy buscando trabajo. Él me ha dicho que "la cosa está fatal" y que por qué no me iba al extranjero. Le he dicho que antes tengo que aprender bien inglés, que me voy a poner a estudiarlo y demás. Se ha interesado por si tengo amigas que hablen bien el idioma que me enseñen y finalmente se ha ofrecido a que si quiero, cada vez que pase por allí hable con él en inglés, que él sí sabe y así practico. Desde entonces tengo una sonrisa dibujada en la cara.
Lejos de que quede cursi y patético-emotivo me gustaría transmitir con esto la fuerza y esperanza que él me ha transmitido a mí. Pues me ha ofrecido lo poco que tiene y sin pedir nada a cambio. Que aunque pensemos que no tenemos nada siempre podemos dar algo de nosotros, ayudar a alguien y ser útiles. Todo es intentarlo. Y en tiempos crisis, más aún. Reinventémonos.
"De tanto tener no tienes, de tanto tener no hay ná..."
"De tanto tener no tienes, de tanto tener no hay ná..."